12/04/2010
Procure el reposo de Dios...
Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. – Hebreos 4:9,11
El reposo de Dios: si meditamos en la vida tan agitada y afanada que llevamos, ese reposo se considerara que es algo muy bueno…
En los capítulos tres y cuatro de Hebreos se compara el reposo de Dios a la posesión de la Tierra Prometida por los hijos de Israel. Esa tierra iba a ser un lugar donde todas las necesidades serían satisfechas; un lugar donde serían libres de los ataques de sus enemigos; un lugar del que nadie jamás podría echarlos. Lo único que tenían que hacer era entrar a la tierra y poseerla. Pero hubo algo que les impidió hacerlo: la incredulidad y la desobediencia.
Como creyentes, nosotros también tenemos la oportunidad de entrar a una Tierra Prometida de abundancia y paz; una tierra donde podemos descansar de nuestras luchas y disfrutar de la victoria de Dios. Para entrar en ella tenemos que hacer lo que los hijos de Israel no hicieron: debemos confiar en Dios y obedecer su voz.
Para llegar a ese punto es necesario conocer al Padre, y para conocerlo es necesario estar en comunión con Él por medio de la oración y de la Palabra: eso le traerá el reposo de Dios.
REFLEXION: Propóngase conocer a su Padre; dedíquese a esa tarea; procure ese conocimiento. Él tiene una Tierra Prometida de reposo que le está esperando.
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