4/16/2011

Como lo hizo Jesús



Jesús enseñó y practicó la humildad."El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Mateo 23.12). El cristiano tiene que ser humilde. La definición de la humildad es la actitud de la persona que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo. Mateo 11:29
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Qué hermoso fuera si todos pusiéramos en práctica estas hermosas palabras dichas por nuestro Señor Jesucristo. Pero lamentablemente en este mundo en el que vivimos estamos rodeados de gente orgullosa, gente altiva que muchas veces ven de menos a los demás y no solo pasa con las personas que no conocen a Cristo sino que hasta se da dentro de las iglesias cristianas.
Jesús es el mayor ejemplo de humildad. En la historia de la humanidad no hay nadie que ilustre la humildad de nuestro Señor Jesús. La palabra nos enseña en Filipenses 2:3-10 “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
En Proverbios 6.3 leemos: "...ve, humíllate..." En otras palabras, echa a un lado tu orgullo, reconoce tu error, pero también encontramos en Colosenses 2.18 y 23, que no todos los que aparentan humildad la tienen genuinamente. Algunos de aparente humildad pueden ser orgullosos tenaces. Su humildad aparente les sirve para conseguir lo que desean. La humildad verdadera impide que la persona manifieste vanidad, orgullo, en mucho de los aspectos de su vida (1 Juan 2.15-17). El cristiano revestido de humildad no atrae indebida atención a sí mismo ni a sus aptitudes. Su humildad ayuda a que trate a otros con consideración y comprensión.


La noche antes de ir a la cruz, Jesús lavó los pies a los apóstoles, y así rindió un servicio que acostumbraban dar sólo los esclavos (Juan 13.2-5). No es raro entonces que el apóstol Pablo aconsejara a los filipenses que consideraran a los demás superiores a ellos y que desplegaran una actitud humilde como la de Jesucristo.

Casi nunca ponemos en práctica el ser humildes pues dejamos que el orgullo se apodere de nosotros. Muchas veces no somos mansos con Dios pues esta esa rebeldía en nosotros que no nos permite obedecerle, nos cuesta someternos a nuestras autoridades principalmente a Dios. Porque queremos hacer nuestra voluntad, porque nos apoyamos en nuestra propia prudencia.

Si deseas agradar a DIOS, pon en práctica esta virtud en tu vida, pues qué lindo seria que tú fueras humilde como lo es Jesús, hoy puedes hacer que Dios este orgulloso de ti poniendo en práctica esta virtud y así mismo siendo una persona conforme al corazón de Él.

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