
Estar protegidos de una u otra manera es una necesidad en nuestras vidas. Esa necesidad de protección continúa durante todo el proceso de nuestra vida adulta. Buscando esa protección optamos por varias opciones… un simple ejemplo es cuando el hombre trabaja y guarda procurando tener un buen retiro, otros eligen visitar un brujo buscando resguardo y protección, una pista que les lleve a conocer el futuro para sentirse seguros.
Faraón era el príncipe de Egipto. De la misma manera este mundo tiene un príncipe que se llama Satanás, y que anda buscando a quién seducir, atraer y engañar. Y la seducción de Satanás consiste en convencernos de que en el mundo que nos rodea estaremos más seguros que descansando bajo el abrigo del Altísimo. Que si dedicamos nuestra vida y nuestras energías en adquirir ciertas cosas que el mundo ofrece (placeres, dinero, fama, prestigio social), obtendremos la felicidad y la dicha. ¡Cuánta gente se lo ha creído! ¡Y cuántos cristianos han sido seducidos!
Jesús dijo: “mi paz os dejo, la paz os doy; yo no la doy como el mundo la da.” El apóstol Pablo escribió, “Y todo aquél que en él creyere, no será avergonzado” (Ro. 10:11). Si algo puede estar confiado el creyente es que el que ha confiado de corazón en el Señor y sobre él ha puesto su esperanza, nunca será avergonzado, porque Dios no falla. ¿Quiere decir que nunca tendrá problemas o dificultades? No, porque en este mundo en que vivimos vendrán días difíciles. Pero como dice el salmo 91:16-15: “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.”
El día de la angustia podrá llegar, pero podrás invocar a tu Señor, y él responderá y estará a tu lado para librarte, saciarte y glorificarte.
El Salmo 91, narra con todo detalle la verdad, la realidad de la protección de
Dios para nosotros, para todo aquel que confíe en el, que viva para El.
“El que habita al abrigo del Altísimo, Morara bajo la sombra del Omnipotente".
Esto significa que el que vive, el que Mora bajo el abrigo de Dios, el que Por la Fe ha hecho de Dios Su escudo, su Abrigo, el que sabe que en esta vida no tiene como amparo nada de lo que posee, ni nada de lo que pueda ofrecer el hombre, sino que delante de Dios se considera desamparado, sabiendo que solo el altísimo es el amparo de su alma. A estos la Sombra del todopoderoso les cubrirá.
No pongas tu confianza en el hombre, ni escuches las amenazas del hombre, pon tu confianza en el Dios de Israel. El día de la angustia podrá llegar, pero podrás invocar a JESUS, y él responderá y estará a tu lado para librarte, saciarte y glorificarte.
QUIERO MORAR JUNTO A TI MI SEÑOR, PARA PODER SENTIR TU FUEGO Y TU CALOR
DE TU DIVINA GRACIA PODER DISFRUTAR, Y EN TUS BRAZOS PODER DESCANSAR...
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