Isaac y Rebeca se amaron mucho y Dios los bendijo con dos hijos, (gemelos). El primero en nacer era pelirrojo y tenía mucho vello en su cuerpo y lo llamaron Esaú. El segundo estaba agarrado al talón de su hermano, le pusieron por nombre Jacob.
Al ir creciendo los hermanos, se notó la diferencia entre ellos: Esaú, era un profano, puso su mirada en las cosas mundanas, desprecio la bendición de Dios, era un hombre muy inquieto, todo lo contrario a su hermano Jacob quien era pacifico, el tenia su mirada en las cosas espirituales, pero también tenía cosas que desagradaban al señor, era mentiroso y engañador, mas sin embargo el foco de su vida es de gran ejemplo hoy día para nosotros…
Una tarde, Jacob hizo un guiso de lentejas. Cuando Esaú llegó del campo, olió el guiso y dijo: "Dame de comer de ese guiso, porque tengo mucha hambre". "Te daré el guiso si me das tu derecho de hijo mayor", respondió Jacob mientras movía el guiso. "De esa manera yo seré el mayor". ¿Qué quería decir Jacob?
Bueno, en ese tiempo, el padre generalmente le pasaba todo lo que él tenía, sus propiedades, su herencia, a su hijo mayor, en lugar de dividirlo entre sus hijos como se hacer ahora. Esaú le contestó a Jacob, ¨Mira, estoy a punto de morir de hambre, ¿de qué bien me hacer ser el mayor en este momento? ¡Dame del guiso!
“Jacob insistía: "Primero debes jurar venderme tu primogenitura". Así que Esaú vendió su primogenitura a Jacob por un plato de lentejas.
"Jacob, por su parte, le dio a Esaú pan y guiso de lentejas. Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue. De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor" Génesis 25:34
Esta no fue una buena decisión!
En ocasiones tú y yo hacemos decisiones no muy sabias también. Como hijos de Dios, tenemos derechos por nuestro nacimiento como hijos suyos. Dios nos ha prometido cosas maravillosas, pero a veces estamos dispuestos a regalar la bendición eterna de Dios por un momento de placer, por hacer algo que nos gusta.
En ocasiones vivimos para el momento y no pensamos en qué es lo mejor para el futuro.
Hay una sola manera de llegar al cielo y esa se llama Jesucristo. No deseamos ser como Esaú y vender tu bendición por un plato de lentejas. No sigas en la comodidad que te ofrece el mundo, entrégale si reservas y condiciones
tu vida a Jesús.
Referencias bíblicas : Génesis 25:34 - 28:12